lunes, 11 de diciembre de 2017

El invierno, y nosotros, los cubanos



Anoche hizo buen frio en La Habana!! Con unos amigos viajeros que reservaron con nosotros en Casa Castellón, conversamos en la noche en la sala de la casa mientras tomábamos un rico café cubano.

Hablar de invierno en Cuba es casi un tema utópico. La frase de que “Cuba es un eterno verano” es muy cierta. Las altas temperaturas incomodan, sobre todo a los nacidos en la isla.

Antiguamente en diciembre hacía mucho frío, o por lo menos nuestro concepto de mucho. La gente compraba su ropa de invierno para esta época y en verdad “chiflaba el mono”, como solemos decir. 
De un tiempo para acá los inviernos se han hecho un poco más esquivos para los cubanos. Aunque hace dos días que está soplando!!
La ropa de fin de año ya puede ser de “tirantes” o bien escotada, que no te vas a congelar. En algún momento del año, puede que llegue un frente frío, pero nada que se haga notar. 
Sin embargo en los últimos cinco años, se ha sentido bastante las temperaturas bajas, y hemos podido sacar la ropa de invierno.Para el cubano, el primer viento más frío de lo normal, supone la llegada del invierno. 
Usamos bufadas y guantes con 19 grados; sacamos a coger aire esos abrigos gigantes, que solo se ven bien en países como Rusia; nos ponemos gorros o pompones y desde ese momento comenzamos a tomar café. Chocolate, té o lo que sea, pero bien caliente.
Es como un sueño hecho realidad. La añoranza por el invierno nos pone medio locos. No queremos abrir las ventanas, los abuelos tienen como 5 abrigos puestos y hasta queremos que las mascotas duerman abrigadas y dentro de casa. Esas botas que pasan todo el año guardadas, tienen su momento especial cuando llega el “frío”, como también le llamamos en Cuba.
Nuestro invierno es cuando solo hay unos grados de menos. Más marcado en unas ciudades que en otras. Entre los lugares más fríos de Cuba resaltan la llanura Habana-Matanzas, las provincias occidentales y las centrales hasta Villa Clara, y las zonas de microclima. Pero esto no quiere decir que no se sienta en otros lugares.
Los cubanos somos friolentos, no sé si por la costumbre a las altas temperaturas o por la añoranza del invierno. Lo cierto es que “nos estamos congelando” hasta con la más mínima ventisca.

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